Consumado el golpe cívico-policial-militar al presidente constitucional del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, en el vecino país reina la anarquía.
Acéfalo el gobierno nacional, bandas de vándalos recorren locales políticos y domicilios de dirigentes del MAS (Movimiento Al Socialismo), partido oficialista, para saquear e incendiar, incluso la propia casa del presidente depuesto. Agresiones a originarios y saqueos en comercios, donde ya se está cobrando muertos por balas policiales contra vecinos de los barrios del Alto de La Paz, según denunció en su cuenta de twiteer el propio Morales.
Lo que empezó denunciado por Morales como un golpe de estado en desarrollo, escaló rápidamente cuando la policía se auto acuarteló y dejó las calles sin custodia, dando paso a los violentos que se dedicaron al saqueo y la agresión a partidarios del MAS. El presidente convocó a nuevas elecciones, pero esto obligó a los golpistas a dar el paso decisivo, es decir que las fuerzas armadas le pidieran a Morales la renuncia.
Morales no quiso o no pudo desplegar una resistencia popular, para finalmente junto a su vicepresidente Álvaro García Linera renunciar.
Refugiado en El Chapare–Cochabamba, de donde surgiera su liderazgo en la década de 1980, en la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), Morales se mantiene en contacto por medio de su cuenta de twiteer, pidiendo que cese la violencia, alertando sobre amenazas de detención en su contra, en medio de la anarquía que hoy impera en Bolivia, sin autoridades constitucionales, sin que impere la ley, expuesta la ciudadanía a grupos violentos prohijados por los impulsores del golpe.
LAS RAZONES DEL GOLPE
Está claro que las razones del golpe no son una diferencia en el escrutinio de la reciente elección, donde Morales se impuso a Carlos Mesa por algo más de 10 puntos, ese “algo más” fue la base para que la oposición negara el triunfo del MAS y exigiera ir a un balotage, pero luego fue cambiando su reclamo, una vez auto acuartelada la policía y pese al llamado a nuevas elecciones, se negaron y movieron la ficha de las fuerzas armadas para concretar el golpe, obligando a la renuncia de la dupla presidencial.
El golpe no es por una reivindicación democrática, tampoco por necesidades populares insatisfechas, el golpe es simple y sencillamente para recuperar el poder al servicio de las clases dominantes económicamente, que siempre detentaron el poder, electoral o por golpes militares. El haber nacionalizado la banca y el gas, el poseer una de las reservas de litio más importantes del planeta (vital para tecnología de celulares y autos eléctricos), son el motivo para este zafarrancho golpista. Los medios sacan a la luz el odio y el revanchismo hacia los pueblos originarios, trabajadores y parte humilde de la sociedad, por parte de voceros golpistas, ejemplificados en los ataques vandálicos que se perpetran impunemente.
El apoyo del propio Donald Trump al golpe, pone en claro el papel del Departamento de Estado de los EE.UU., que operaría desde la embajada yanqui en Buenos Aires, porque en Bolivia hace años que no hay embajador, y solo tienen un representante comercial, por los intercambios entre los EE.UU. y el país del altiplano. Suena el nombre de Cris Andino, que fue nombrado hace poco tiempo como secretario político de la embajada en Argentina, operando con argentinos cipayos, que hace pocos meses estuvieron en Washington en un curso de diez días del Departamento de Estado, sobre nuevos liderazgos, donde también participaron bolivianos.
El desenlace es imprevisible, hay amplio apoyo internacional a Evo Morales, surgen indicios en Bolivia de movilizaciones populares impulsadas por sindicatos y organizaciones políticas, que dicen rechazar la renuncia del presidente. A su vez no hay garantías para que se reúna la asamblea legislativa y decidir la asunción de alguno de ellos a la presidencia, para llamar a elecciones en 90 días.
Un final abierto, donde la derecha juega fuerte sus cartas buscando coronar en Bolivia, en medio de movilizaciones en Chile contra las políticas neo liberales; de los sucesos similares en Ecuador; de la libertad de Lula Da Silva en Brasil; del triunfo electoral del Frente de Todos en Argentina, con un avance de los sectores populares, que la derecha mercadista y pro yanqui quiere frenar.