La salvaje agresión al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, se incluye en un estado de violencia social que escala diariamente, y se enmarca en un malestar ciudadano que reconoce variados motivos.
El asesinato de un chofer de colectivo, por parte de delincuentes en un intento de asalto, hecho en investigación porque había un efectivo policial en el transporte, y no se sabe si hubo un tiroteo, produjo una violenta e injustificada reacción contra el ministro Berni, que se apersonó al lugar de los hechos. La Policía de la Ciudad no obró profesionalmente, rodeando y protegiendo al ministro, cundo era notorio que los insultos y agresiones iban dirigidos específicamente al funcionario.
Es más, los ánimos se recalentaron cuando un agente de la guardia de infantería de CABA agredió con un escudo en el cuello a un chofer que dialogaba con el jefe del operativo policial.
En declaraciones posteriores a los canales de TV, Berni dijo estar bien físicamente, aunque se veían rastros en su rostro de los alevosos ataques, inclusive de un botellazo en su cabeza. Aclaró que se esperaba el resultado de una tomografía para decidir el tratamiento médico.
Para esta tarde está citada una reunión en la sede del gobierno platense, con el gobernador Axel Kicillof, el ministro de Transporte Jorge D´onofrio y las autoridades de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), a la que el ministro de Seguridad dijo que asistiría.
Las últimas informaciones hablan de un paro general de colectivos, a los que se sumarían otras provincias, intentando convertirlo en un paro nacional del transporte urbano de pasajeros, reclamando más seguridad.
Berni, experto en artes marciales, nunca intentó contestar las agresiones; los que saben dicen que ante una agresión en patota hay que responder con patadas, pero el ministro intentaba vanamente dialogar. El ministro de Transporte, que lo acompañaba, nunca fue objeto de agresiones, tal vez ni lo reconocieron, dado que es de perfil bajísimo en su ámbito específico, se lo ve sí repartiendo tarjetas SUBE gratuitas a estudiantes.
LA VIOLENCIA SOCIAL EN ASCENSO
El tema seguridad provoca hechos de violencia social permanente, en Rosario un barrio se alzó contra un bunker de venta de droga, incendiándolo, luego que un tiroteo entre bandas rivales provocara la muerte de un menor. Hay imágenes televisivas recurrentes de justicia por mano propia, cuando la gente logra atrapar a algún ladrón o “descuidista”. La violencia policial en movilizaciones ciudadanas se acentúa, hay ejemplos recientes en CABA en el partido de la selección campeona del mundo de fútbol, en los alrededores de la cancha de River; hubo represión salvaje e injustificada en Lugano por las protestas de vecinos por los recientes cortes de electricidad. Y hay más. En Jujuy la policía reprimió bárbaramente a miembros de pueblos originarios que protestaban en forma pacífica en defensa de un espacio verde de la comunidad.
Se puede recorrer la geografía nacional para ver muchos hechos de violencia contra ciudadanos, donde las fuerzas de seguridad están involucradas.
La inseguridad, la inflación, los altos niveles de pobreza e indigencia, que provocan las protestas de organizaciones sociales oficialistas por Pan, Tierra, Techo y Trabajo, y también organizaciones opositoras; los conflictos gremiales por aumentos de salario, condiciones laborales y por los puestos de trabajo, orillan el límite del desborde violento frente a grandes movilizaciones del aparato represivo nacional o de las provincias.
El malhumor social es evidente, urgen medidas socioeconómicas gubernamentales a todo nivel, provinciales y nacionales, la inseguridad también se nutre de la indigencia.