La localidad de Guernica, en el conurbano bonaerense es noticia hoy por la violenta represión de un desalojo, no por anunciado menos sorpresivo. Entre la húmeda y fría atmosfera de la madrugada, cientos de efectivos policiales bonaerenses, con garrotes, gases y balas de goma en sus escopetas, arremetieron contra la fragilidad de un pobrerío ahíto de un pedazo de tierra para vivir. Fueron desalojados de un predio que la justicia consideró usurpación, aunque no se sepa qué dueño “legal” reclama la posesión.
Lo que ni siquiera saben los desclasados pobres, que aplauden la represión en las redes sociales, con la cabeza formateada por décadas de hambre y de desprecio y de cultura televisiva capitalista, es que Guernica se llama así en homenaje a una ciudad vasca, que fue declarada ciudad abierta durante la guerra civil española, pero que sin embargo la aviación alemana nazi bombardeó hasta reducirla a cenizas. Esa Guernica vasca, esta Guernica conurbana.
Decía Eva Perón que donde hay una necesidad nace un derecho. Néstor Kirchner, primus inter pares, hacía balance de que no se reprimió a ninguna expresión popular en sus cuatro años de gobierno. Hoy en Guernica se desmintió a Kirchner y a Evita.
Hay un proyecto de ley sobre tierra, para habitarla y para trabajarla, presentado en la cámara de Diputados de la Nación, por el diputado Juan Carlos Alderete junto a las organizaciones sociales, especialmente Los Cayetanos (CCC-Evita-Barrios de Pie). Urge su tratamiento, sin miedo a qué dirá la derecha, que igual siempre dice y hace todo lo posible por desestabilizar al gobierno del Frente de Todos.
Tanta tierra sin gente… Tanta gente sin tierra.
Las imágenes represivas lastiman, y como decía el poeta Tejada Gómez, “Ha de dolerme mucho la primavera este año”.
PEDRO BIRRO – Periodista Regional
El mundialmente célebre cuadro de Pablo Picasso, Guernica, en homenaje a esa ciudad mártir.