Nunca se sabe a qué juega Sergio Massa, porque su apuesta siempre es por la presidencia, cuando desde 2013 se ha ido derrumbando electoralmente en territorio bonaerense y no existe a nivel nacional.
En 2013 Massa fue partitura de una jugada del círculo rojo, precisaban una astilla del mismo palo del peronismo y la encontraron en la soberbia política de Massa. Enmascarados tras él, macristas y denarvaistas, así como el voto radical gorila, le hicieron creer a Massa que todo aquello era suyo.
En 2015 la realidad debió golpearlo, se quedó fuera del balotaje, lejos, y colaboró para el triunfo de Mauricio Macri. Como él mismo fue obediente a la gobernadora María Eugenia Vidal, logrando el control del presupuesto de la cámara baja, además de nombramientos varios en áreas gubernamentales, a nivel municipios los concejales y consejeros escolares suyos lo imitaron y buscaron apoyo económico, sin hacerle asco político a quien fuera.
En 2017 al tope de la lista como senador nacional se derrumbó impiadosamente, a un pobrísimo 10%. Que solo servía para escamotearle el triunfo a Cristina de Kirchner por pocos puntos. Tal vez sea esa la razón de sus permanentes postulaciones. Triste conclusión para un político.
Si rasgamos la superficie saltarán los chancros. La podredumbre política de su infausto armado, que al feliz decir del colega Lio Benítez (El primero Noticias) “pelea su extinción”.
En los municipios hay desaparición de representantes massistas, algún que otro concejal levanta la mano fielmente para el ejecutivo, aunque éste sea de Cambiemos.
EL CASO TESTIGO: JORGE D’ONOFRIO
Si hay un caso testigo es el del actual diputado provincial Jorge D’onofrio. Originario de San Isidro, apareció en Pilar como senador provincial, pero en 2017, sabedor Massa de que tenía que poner a su cuñado Sebastián Galmarini a encabezar la lista de la cámara alta, sospechando tal vez que el tercer lugar dejaría a D’onofrio a la intemperie, lo desplazó como primer candidato a diputado provincial de la tercera sección.
Fantástico, de la 1ª a la 3ª “sin valijas”. O sea que en la tercera no había ningún armado respetable, no había quien asumiera esa candidatura. A confesión de parte relevo de pruebas. D’onofrio entró junto a Blanca Cantero con el paupérrimo 9,92%. Pero el Seba Galmarini se quedó afuera. Ningún senador provincial para Massa en la 1ª. Recién hace poco le consiguió conchabo a su cuñado, como director del Provincia.
D’onofrio viene coqueteando con ser el candidato a gobernador de Massa, intrépido desafío si los hay. Con nulas posibilidades ahora pretende ser candidato a intendente de Pilar. ¿Pero, cómo… no se había ido a la tercera sección. Qué hace de nuevo en la primera?
No hay jugadores, por eso los pocos que tiene, aunque malos, son de toda la cancha.
Los gobernadores no apoyan a Massa ni lo harán, no ejerce liderazgo sobre ellos. No pudo reponerse de la sangría que le produjo Felipe Sola. A nivel de los distritos “pelea la extinción”.
Entonces solo se presenta para estorbar, para dividir el voto, para ser servil a Cambiemos. Se justifique por su desmedido ego o por su estrecha comprensión política, ya que es un aburrido repetidor de frases de cliché, Massa y su alter ego, el aventurero político D’onofrio, podrán ser útiles a Cambiemos, como una infección dañina en el cuerpo social, pero ya tienen el boleto picado.