El bi comando en la municipalidad de San Miguel gestionada por Cambiemos, entre el ahora ministro de Gobierno de la gobernadora María Eugenia Vidal, Joaquín de la Torre, y el intendente “suplente” Jaime Méndez, usa los dineros públicos en su campaña del Opus Dei contra la ley de despenalización del aborto.
Lo que algunos llaman una pandilla política, que emergió de Bella Vista, no de los acaudalados, sino de esos “polenta y sol” que ansiaban la gran vida, luciendo solo su paso por el club Regatas y las misas dominicales compartidas, que travestidos al peronismo lograron quedarse con el municipio y el control de un presupuesto multimillonario (hoy ronda los cinco mil millones), saltaron de rama en rama hasta ubicarse en donde siempre quisieron estar, donde le dictaba su ideología, en el frente conservador Cambiemos.
Gestionan para el centro de San Miguel, una parte de Muñiz y una parte de Bella Vista, los barrios y sobre todo ciudad Santa María que se arreglen. Ni siquiera informan sobre el nuevo hospital que prometieron en abril, por la presión de la gente y no por voluntad propia, y del que nada se sabe.
Ahora, embarcados en la campaña contra la ley de despenalización del aborto, en fechas recientes movilizaron docenas de micros hacia CABA, hoy repitieron lo mismo con gente asalariada del municipio y la gobernación, que en horario laboral participan mostrándose risueños en las redes sociales.
También emplearon el sistema lumínico, para que el palacio municipal amaneciera de color celeste (foto de portada), en una clara muestra de impunidad y de agresión a quienes piensan distinto.
¿Quiénes pagan los micros? ¿Quiénes pagan los sueldos de los ausentes a sus labores municipales y provinciales? ¿Quienes pagan esa fastuosa iluminación celeste, preparada ad hoc?
La impunidad de que gozan es un insulto al pueblo trabajador de San Miguel y, obviamente, a la democracia. La libertad de pensamiento debe respetarse, sin utilizar al Estado para beneficio de unos en desmedro de otros.