Secretario Gral. de la Federación Gráfica Bonaerense y
miembro de la Corriente Federal de los Trabajadores
La Democracia y el Pueblo JUEGO LIMPIO
«En esta Democracia de Partidos que practicamos en Argentina, la votación del domingo fue importante y muy especialmente la elección en la provincia de Buenos Aires.
Hablando de partidos, allí, en territorio bonaerense, el gobierno aspira, casi con desesperación obtener un empate.
Sea como sea… se conforma con un empate.
Haría cualquier cosa para conseguirlo, incluso comprar al árbitro.
Cuando un árbitro bombea puede terminar antes el partido para favorecer a un equipo que está ganando.
Puede alargar el tiempo reglamentario para darle oportunidad al que está empatando y tiene posibilidad de ganar.
O directamente suspender antes de tiempo el partido que está empatado para impedir la victoria del equipo que tiene bajo los tres palos al otro que el referí intenta favorecer.
Esta práctica mañosa es la que se vio el domingo en la provincia de Buenos Aires.
El escrutinio fue suspendido cuanto faltaban computar alrededor de medio millón de votos que, en su mayoría, favorecían a Unidad Ciudadana.
Más votos que los que sumó Cambiemos en las provincias de San Luis, La Pampa, Neuquén y Santa Cruz.
Cuatro provincias que agita el gobierno como parte del triunfo a nivel nacional.
NÚMEROS REDONDOS
El domingo podrían haber votado 33 millones de argentinos y argentinas en todo el país.
9 millones directamente no se acercaron a las urnas.
Votaron 24 millones.
8 millones le dieron crédito al gobierno.
16 millones le manifestaron su descontento.
Sería justo que el gobierno implemente políticas que interpreten el sentir de las mayorías. No lo hará.
Utilizará la expresión de una minoría para justificar sus políticas.
¿DE QUIÉN FUE ESTA VICTORIA?
Hoy, el diario «La Nación» tituló a toda página:
«Euforia en los mercados y dólar baja por el triunfo del Gobierno».
La prensa que en nombre de la oligarquía saludó históricamente todos los golpes militares que le permitieron gobernar de facto en Argentina, ahora saluda un gobierno civil que no necesita un golpe militar para aplicar esas mismas políticas.
Debajo del titular destaca:
«Subieron los bonos y las acciones y cayó el riesgo país».
No reabrieron las fábricas y comercios cerrados, tampoco fueron reincorporados los trabajadores despedidos, ni bajaron las tarifas del gas y la luz.
Queda más que claro quienes son los beneficiarios del supuesto y ampliamente promocionado «triunfo del Gobierno».
El histórico «Libro Verde» del coronel Gadafi que leíamos allá por los años ’70 nos ayudaba a reflexionar acerca de la Democracia Directa.
Recojo algunos párrafos:
«Cuando la Asamblea parlamentaria se forma como consecuencia del triunfo de un partido en unas elecciones es una Asamblea de partido, y no la Asamblea del pueblo, y representa a un partido y no al pueblo; y el poder ejecutivo detentado por la Asamblea parlamentaria es el poder del partido vencedor y no el poder del pueblo».
«En tales regímenes, el pueblo es la presa por la que se combate y es entonces explotado y sometido por los sistemas políticos que combaten entre sí para alcanzar el poder, para arrancar votos al pueblo, mientras este se alínea en filas silenciosas, que se mueven como un rosario, a fin de depositar las papeletas en las urnas… Esta es la democracia clásica que domina al mundo entero».
En coincidencia con esta visión de la democracia, los peronistas sosteníamos el valor del Movimiento por sobre el Partido y Perón contraponía el protagonismo de las organizaciones libres del pueblo en la práctica de una Democracia Popular al Demoliberalismo.
«La asamblea parlamentaria es el gobierno en ausencia del pueblo».