En reciente cónclave de Joaquín de la Torre, con alrededor de 300 referentes de su actual espacio político en Cambiemos, el intendente con licencia “ad eternum” de San Miguel, actual ministro de Gobierno bonaerense, habría insinuado fuertemente la posibilidad de su retorno al peronismo.
Con tanta gente reunida es imposible que no trasciendan pormenores. Podemos afirmar que De la Torre llegó a disculparse, por haber arrastrado a su tropa a revistar políticamente bajo las banderas amarillas del frente conservador Cambiemos.
Habiendo surgido a la vida política ya de adulto, De la Torre atesora a sus 25 años, y ya recibido de abogado, la firma en una solicitada de apoyo al dictador genocida Jorge Rafael Videla; luego supo manejar una combi dispuesta por Jesús Cataldo Cariglino (en ese entonces intendente de Malvinas Argentinas) para “fungir” de chofer en la campaña a gobernador de Felipe Solá (algunos comentan que así fue como habría recibido el “conchabo” del registro del automotor de José C. Paz); llegó a la intendencia de San Miguel en las listas del Frente para la Victoria, posteriormente se pasó al massismo (Frente Renovador), para recalar finalmente en Cambiemos.
Por convicción, o por necesidad económica, su tropa de funcionarios, concejales, consejeros escolares y nombramientos políticos, lo siguió respaldando en ese zigzagueante y camaleónico derrotero político, con el tercer mandato de intendente en curso.
HASTA LA HACIENDA BAGUALA CAE AL JAGÜEL CON LA SECA
Hoy, con San Miguel inmersa en una batalla de la comunidad educativa por el colapso de la educación pública sanmiguelina, con 56 escuelas cerradas sin respuesta del ejecutivo municipal, por la ejecución del fondo educativo (más de 90 millones de pesos girados desde provincia al municipio); con un desastre en salud y sin miras de cumplir con la reciente promesa al clamor popular de construir un hospital en ciudad Santa María, clamor impulsado por la necesidad sanitaria y por la oposición. Con más de 4.500 millones de pesos de presupuesto anual que no se traducen en obras necesarias para los barrios (hospital, escuelas, viviendas, cloacas, agua corriente, asfaltos, etc.), la gestión local toca fondo.
Con el feroz ajuste perpetrado por el gobierno nacional y por la gobernadora provincial María Eugenia Vidal, que le impide dar respuestas provinciales desde la propia gestión que él eligió, De la Torre se encuentra en una encrucijada en donde se juega su destino político y el de su tropa que lo acompaña apretujada en la cubierta del Titanic.
Al cierre de esta nota el dólar ya perforó la barrera de los 34 $, este dato solamente grafica la situación de quien políticamente decidió en su momento estar del lado del mostrador de los CEOS de Cambiemos.
Así ahora resta saber para dónde querrá rumbear De la Torre, entre la amplia panoplia de quienes se reivindican peronistas. ¿Con el “peronismo perdonable” de Pichetto-Urtubey-Bossio? ¿Con el “peronismo sospechoso” de Sergio Massa y Graciela Camaño? ¿Con el “peronismo dinosáurico” de Duhalde? Todas variantes filo macristas en su momento y algunos aún ahora, con “acting” opositor para las próximas elecciones.
Porque del lado del Partido Justicialista y del Unidad Ciudadana ya hay siete candados por puerta. Candados imposibles de franquear, bajo pena de dinamitar la difícil y enjundiosa tarea de buscar los caminos de la unidad hacia 2019.
Puede ser entonces que la hacienda baguala, aunque no tan baguala porque lleva la marca amarilla en la oreja, termine en un jagüel sin agua, sin peronismo real, en medio de la sequía provocada por el macrismo-vidalismo. Condenada a extinguirse políticamente, a inmolarse en medio de los resplandores amarillos, de otro amarillo, del sol del pueblo que viene asomando.