La inactividad de las autoridades municipales de San Miguel, frente a la pandemia de Covid-19, causa alarma en la población. Las quejas en las redes sociales hablan por sí solas.
En los barrios, el hambre se hace sentir, la mercadería enviada por el gobierno de Alberto Fernández se hacina en el galpón de la calle Paso, a media cuadra de Av. Perón. Controlada por “el Piojo” Méndez, con mano de obra de la gente del “Ruso” Kipper, se repartiría a cuenta gotas y a los suyos propios. Incluso en el club Defensores de Bella Vista, de donde es presidente “el Ruso”.
El intendente de Cambiemos, Jaime Méndez, se fotografía en misa, como esperando una señal del cielo, un milagro que aleje este coronavirus. Maniatado por sus prejuicios no se pone a la cabeza del control del Covid-19.
Es necesario un plan de vacunación contra la gripe y el neumococo, para fortalecer defensa de niños y ancianos; explicar a la sociedad con qué medios se cuenta para enfrentar la pandemia. Tenemos entendido que ni siquiera están inter relacionándose con quienes dirigen el hospital de campaña que el Ejército montó en Campo de Mayo, siendo que esa área pertenece al distrito sanmiguelino.
Alimentar a los necesitados, a los que solo sostienen los comedores populares de las organizaciones sociales, también es necesario.
El municipio cuenta con medios económicos que no utiliza. La insensibilidad es la práctica diaria de esta dirigencia.
Una vecina muerta, 17 casos confirmados y 37 en estudio deberían ser una señal de alarma.