En Pilar, a días del cierre de listas, parece abrirse un diálogo entre los dos protagonistas fundamentales de la oposición a Cambiemos. Tanto José Molina, que siempre mostró predisposición al diálogo, como ahora Federico Achával, que decía que él solo podía, podrían encontrar en el camino del consenso la posibilidad de la unidad en el Frente de Todos.
Al margen de esa difícil pero no imposible probabilidad, también aparecen Fabián Pitronacci, muy atrás en la carrera hacia la intendencia, que cerraría finalmente como candidato de Consenso Federal, es decir del binomio Lavagna-Urtubey, y Jorge D’onofrio, hombre de Sergio Massa.
Con respecto a D’onofrio, es diputado por la tercera sección electoral, aunque es de San Isidro y hace política en Pilar. Inefable en su derrotero político, este massista no posee trabajo territorial pilarense, e incluso dos concejales del Frente Renovador se abrieron y formaron bloque propio para salir del control del diputado provincial.
Alguna operación trasnochada ubicaba a D’onofrio como prenda de unidad, instalándolo como candidato a intendente de una lista única. Eso es algo impensado, porque los votos no se transfieren de un partido a otro, en días, y menos a alguien que no posee estructura propia. Desechada esa ilógica posibilidad, D’onofrio deberá sumarse como uno más a la posibilidad del acuerdo de unidad entre Molina y Achaval, que de no darse derivará en una disputadísima Paso, que impondrá al próximo intendente de Pilar.