La Hora Política de Noroeste Conurbano impreso – Escribe Pedro Birro
CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA
El derrumbe del plan económico del frente conservador Cambiemos, hace entrar a los argentinos en la etapa de “El infierno tan temido”. No solo los economistas políticamente opositores, sino lo más rancio de la “inteligencia artificial” de los mediáticos comentaristas en paneles varios, pertenecientes al pensamiento neo liberal, auguraban este desenlace. Unos con el ojo puesto en los números y en la historia de nuestro país: final de Raúl Alfonsín, final de Fernando de la Rúa; y los liberales porque exigen mayor ajuste, impiadoso ajuste, con achique del Estado, con la consigna “afuera los que sobran”, cuando en realidad aquí no sobra nadie.
LO QUE VIENE
En este contexto, obligado a tomar medidas extremas, en una situación de espiral de ascenso de la conflictividad social, el presidente Mauricio Macri apuesta por más devaluación, suba de impuestos y retenciones, recesión y caída del empleo y el poder adquisitivo, que golpeará fuertemente en los sectores sociales de la clase media para abajo, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, con la gestión de la gobernadora María Eugenia Vidal como epicentro del tsunami económico. Con la obra pública a punto de paralizarse, ya no hay bote salvavidas para sobrevivir al naufragio.
Está claro que la crisis no obedece a la pesada herencia, ni los dólares (que treparon a un escalofriante costo de 40 $ la unidad), sino a una economía que apuntó siempre a beneficiar los exportadores de granos, carne, minería y a las empresas de energía (gas y electricidad) y agua. La obra pública se circunscribió a asfaltos y rutas, para las empresas ligadas a los Macri y sus amigos; ni una escuela ni un hospital, tampoco los jardines anunciados con el dinero del Fútbol Para Todos. Endeudarse para pagar esas obras fue el imperativo de gestión, ahora que ya nadie nos presta, de ese mundo al que“volvimos”, caemos nuevamente en el tan temido Fondo Monetario Internacional, para pagar los intereses de la monumental deuda contraída. A mil días de gestión, Cambiemos muestra un endeudamiento históricamente imbatible. Hasta con bonos a 100 años, como frutilla del postre.
LA HISTORIA VUELVE A REPETIRSE
Acuciado por el ajuste, la inflación, la recesión, los despidos, la caída del mercado interno porque “¿Dónde hay un mango, viejo Gómez?” (tal como decía el tango de la década infame), el pueblo trabajador ve como, aunque en una situación diferente, se reeditan miserias y urgencia diarias, como las de 1989 y 2001.
Abandonada por la Confederación General del Trabajo, con jerarcas sindicales temerosos de los “carpetazos” de Elisa Carrió o la, también en el ojo de la justicia, “Hormiguita” Ocaña, la clase trabajadora libra su suerte en luchas dispersas, pero que tienden a confluir cuando la comunidad hace carne en ellas; como la de los docentes, no solo por salarios sino por el abandono de la escuela pública por parte del Estado, en el distrito de San Miguel, en la gestión de Cambiemos, siguen 56 escuelas cerradas por problemas de infraestructura (como muestra basta un botón); también en el caso de las 57 universidades públicas nacionales y en el de Astilleros Río Santiago, con marchas multitudinarias, represión incluida.
Se prevé una ruptura cegetista, con el surgimiento de una más combativa, ya que los colaboracionistas se aferran a sus sillones en la sede de Azopardo. Los Moyano, otros gremios que los secundan, y la Corriente Federal liderada por el bancario Sergio Palazzo tienen la palabra.
CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA
En la novela de Gabriel García Márquez, “Crónica de una muerte anunciada”, hay una línea muy sugestiva, acorde a nuestra situación actual, aunque claro la nuestra es la muerte anunciada de un plan económico: «Nunca hubo una muerte tan anunciada», declara quien rememora los hechos.
Hay quienes no han querido mirar esta alocada carrera hacia el precipicio de “El mejor equipo de los últimos 50 años”, de esa panoplia de CEOS con la soberbia de mandamás de empresa, para quienes las personas son solo un número de legajo. Que no han querido mirar el sufrimiento al que someten al pueblo trabajador y, necesariamente, a la parte más desprotegida de la población. También hay responsables de una supuesta oposición que, en nombre de la “gobernabilidad”, ciegan sus ojos a lo que pasa.
En esta época, en esta neblinosa contemporaneidad, a falta de voces de la cultura que pinten lo que nos pasa, como sí sucedía antaño, hasta ese punto hay un control férreo de los conservadores en el poder, si se nos permite vamos a traer del pasado a Armando Tejada Gómez, para que nos ilustre lo que pasaba en los 60/70 y lo que nos pasa en este desventurado 2018: