Escribo estas líneas cuando el debate en el Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA) es sobre cuándo va a colapsar el sistema de salud. Horacio Rodríguez Larreta privilegia mal a sus votantes porteños, propiciando mayor apertura de la cuarentena, Axel Kicillof cuida las vidas de los compatriotas actuando con cautela. Expertos aseguran que a este paso no llegamos a la primera quincena de agosto. Tal el panorama.
Aquí, en el conurbano, en el segundo cordón, en el distrito de José C. Paz, donde todavía se la están llevando barata en muertos, en relación a los distritos vecinos, pero con un latente desenlace que puede hacer saltar la térmica de la mortandad, un intendente que se preocupa por construir el edificio para una facultad de medicina, con recursos propios, sumándola a la Universidad Nacional de José C. Paz, también nacida a su impulso hace varios años, se ve envuelto como el resto de sus pares, en una batalla desigual contra la pandemia del Covid-19.
No hay horarios, no hay domingos ni feriados, hay que organizar, controlar, cuidar, alzar la voz cuando desde arriba no llegan los recursos de salud y seguridad (la otra pandemia que azota al conurbano).
Pero quienes nada hacen, quienes han sido voceros políticos y mediáticos anticuarentena, azuzando a concentraciones ilógicas y violadoras de la norma, hace días que están como cuzcos garroneros atacando al intendente Mario Ishii. Basados en un video supuestamente anónimo, en medio de una acalorada discusión cuando un grupo de choferes de ambulancias habían parado el trabajo, dejando a los vecinos sin asistencia, exigiendo menores horas de trabajo e igual remuneración.
La excusa, es si dijo lo que dijo y cómo lo dijo, es tan pueril que ni vale la pena, editando 12 segundos de un video de 12 minutos pretenden armar una tormenta en un vaso de agua.
La palabra “falopa” detona la cuestión, y esa palabra es para la Real Academia Española sinónimo de estupefaciente, y los estupefacientes pueden ser psicotrópicos, como por ejemplo el clonazepam. Pero no, si dijo falopa es dealer, es capo narco, es el patrón del mal, claro está que es todo eso para los que no se resignan a que perdieron la elección hace pocos meses, y en José C. Paz 60 A 24 %. Cuzcos garroneros disfrazados de periodistas, de políticos, de trolls, a los que solo el amague de los flecos del poncho los pone histéricos.
“Nunca faltan encontrones cuando un pobre se divierte”, dice un tango, y acá la diversión, la sana diversión, es construir una facultad de medicina. Eso no se perdona, de ahí devienen los encontrones, si hasta los concejales de Cambiemos votaron en contra de esta hermosa posibilidad, de tener una facultad de medicina llena de hijos de obreros.
Esto pasará, siempre la tormenta amaina, y cuando el año próximo, superada la pandemia, nosotros, los pobres, los “nadies” (como decía el inmortal Galeano), nos juntemos a inaugurar esa anhelada nueva facultad, nos reiremos cuando Mario (que así lo llama nuestra gente sencilla), se acomode el poncho y corte las cintas. Lejos, en su infierno propio, los cuzcos garroneros criticarán tal vez el color de las columnas, mientras se sacuden la garrapatas mentales que los acechan.