Miles de docentes y vecinos marcharon silenciosamente con velas en torno a la plaza céntrica de San Miguel, lo hicieron en repudio a la desidia estatal que provocó la muerte de la docente Sandra Calamano y del auxiliar Rubén Rodríguez, en una explosión por fuga de gas en la escuela 49 de Moreno. Calamano ejercía interinamente la dirección, porque el titular está con parte médico por haber sido baleado en un robo en la puesta de ese colegio. Rodríguez era portero y profesor de carpintería.
La comunidad se volcó a las calles, en una demostración de coraje cívico y espíritu democrático, con un silencio que atronaba, solo alternativamente se nombraba a los dos trabajadores trágicamente muertos, a lo que se respondía ¡presente! La convocatoria partió del Frente Gremial Docente.
El dolor por las pérdidas humanas sumado a lo injusto de las campañas oficiales, denostando a docentes y no docentes, que choca contra la realidad de quienes más allá de horarios y obligaciones, encontraron la muerte intentando calentar el desayuno de los niños que estaban por entrar a clases. Muertes evitables si el estado provincial y la intervención en el Consejo Escolar hubieran cumplido con su labor, reparando y controlando el servicio de gas.
Dando una batalla despareja, contra la desidia estatal y la dura crisis social que azota sobre todo a los barrios del conurbano, estos dos silenciosos héroes dieron su vida intentando cobijar y dar desayuno a los niños, que a veces solo tienen esa posibilidad de alimentarse.
Marchas como esta se replicaron en muchas comunas bonaerenses, la comunidad educativa toda, con docentes, no docentes, alumnos y padres, expresó así su dolor por las injustas muertes y su repudio al abandono estatal de la educación pública.